miércoles, 24 de abril de 2013

El Padre Domínguez de la Cámara, "creador" de nuestra Hermandad

En un anterior artículo hablamos de la fundación de la Hermandad de Ntro. Jesús de la Humildad y Paciencia y Ntra. Sra. de las Lágrimas y como, dicha fundación se la debíamos a un puñado de sanluqueños que, bajo la dirección espiritual del Rvdo. P. Francisco Domínguez de la Cámara, llevaron a buen puerto el nacimiento de aquella corporación nazarena conocida por la "cofradía de los muchachos" En este nuevo escrito quiero hacer un homenaje a la figura del padre Domínguez de la Cámara, el gran artífice de la creación de la nueva hermandad sanluqueña. Que mejor, para rendirle un merecido reconocimiento, que transcribir literalmente las sentidas palabras de don Antonio Jiménez Pacheco, a la sazón, Secretario de la Hermandad en el momento del óbito del Capellán y Director Espiritual de la Hermandad. Palabras sentidas y salidas del corazón, y que, gracias al libro de actas, podemos dar a conocer a todos sanluqueños y cofrades que no tuvimos la oportunidad de vivir aquellos lejanos años de la década de los cuarenta.

Transcripción literal del punto número 3 del acta Nº 9, celebrada el día 23 de marzo de 1947

"La Junta es informada del fallecimiento del Rvdo. P. Capellán del santuario, don Francisco Domínguez de la Cámara, ocurrido el pasado día once de enero del corriente año. La Asamblea acuerda por unanimidad hacer constar el profundo sentimiento que ha producido en la Hermandad pérdida tan irreparable.

A propuesta del sr. secretario la Junta aprueba el nombramiento del fallecido Capellán, Rvdo. Padre D. Francisco Domínguez de la Cámara, Hermano Perpetuo de la Hermandad. El Secretario en unas breves y sencillas palabras elogia la labor del Padre Domínguez al frente de la Hermandad, las cuales, a petición del Vocal Asesor, don José Luis Vega Velázquez, se acuerda constar en acta:

A ti, querido Capellán, alma que fuiste de la fundación de esta Hermandad, sillar viejo y fecundo de esta gran empresa, la cual, alentados por los consejos y orientaciones que de ti recibimos, queremos llevarla hacia delante; empresa cristiana, empresa de amor, empresa que, a pesar que nos ha dejado sin padre, podíamos decir, con la ayuda de Dios y con el recuerdo que nuestro querido Capellán, nos hemos comprometidos a llevarla hacia la cumbre.

No creas que nos ha dejado, tú tal vez desde el cielo nos estás viendo, y tal vez estés ya protegiendo al lado del que tanto amaste, del Cristo de tus ilusiones, del Cristo de tu amor, del Cristo de la Humildad y Paciencia.

Nos legaste el marcharte el recuerdo de tu presencia, y, por consiguiente el ánimo para trabajar, al recordar cuando tú, sin poder andar, casi ciego, estuviste con tu bastoncito, dejado caer en uno de tus cofrades trabajando junto a nosotros aquel día memorable cuando por vez primera, la Cofradía que tanto empeño pusisteis en fundar recorría las calles de nuestra ciudad.

Decimos trabajando porque sin hacer nada, ya que no podías, hacías mucho, porque nosotros sólo con verte nos crecíamos más, nos entusiasmábamos más y trabajábamos con más aliciente.

Tu presencia entre nosotros era acicate de animosidad. Hemos llorado con gran sentimiento tú marcha porque el vacío que dejaste es difícil y tal vez casi imposible de tapar. Pero ahora, seguramente , desde el lugar en que te encuentres, el cual ganaste por tus virtudes y tu buen ejemplo, estará no tapando ese vacío, sino ayudándonos con más intensidad, rogándole al Cristo, ¡a tu Cristo! de la Humildad y Paciencia por estos hermanos y por esta Hermandad de tus ilusiones.

En este primer día de los que después de tu partida nos hemos reunido, no hemos querido omitir tu recuerdo, no hemos querido dejar de hacer eco al oído de uno y de otro de lo que tú hiciste por nosotros, y queremos que ese recuerdo no sea como luces de bengala que brillan un instante para dejar luego como realidad amarga un palitroque negro e inútil que se tira con desprecio, sino que perdure en nosotros y en los que vayan reemplazándonos a través de los tiempos en esta Hermandad.

Y por esos motivos y por una cantidad enorme de ellos, que podríamos enumerar, queremos que sigas siendo, porque tú no has muerto, sino que vives, nuestro Hermano.

Y al unir el sentimiento de todos tus hermanos en un solo, sentimiento de recuerdo, de amor, de agradecimiento y de fe en la santa misión que nos encomendaste, cual es darle culto, honra y gloria a Dios Nuestro Señor, te decimos, desde aquí que sigues siendo nuestro Hermano, y queremos que está unión sea perpetua. Eres, Padre Domínguez, Hermano Perpetuo de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de las Lágrimas. ¡De tu Hermandad!"

Preciosas y sentidas palabras de aquellos primitivos hermanos de la Humildad y Paciencia, en ellas podemos comprobar el amor y veneración que todos ellos sentían por el Padre Domínguez de la Cámara, un gran enamorado del Cristo humilde y paciente, que cada Lunes Santo nos da su eterno mensaje, como dice las Coplas que don Manuel Barrios Masero:

"Cristo soberano
de Amor Piedad,
concede a mi alma,
tu Santa Humildad”

Enrique Romero Vilaseco