Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia
La imagen de Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Paciencia en su Sagrada Coronación de Espinas es una talla en madera policromada, obra documentada del escultor Francisco de la Gándara Hermosa de Acevedo. El 11 de enero de 1605 se firmó la escritura notarial en la que se encarga junto con otras tres imágenes, la de Jesús de la Humildad y Paciencia. En el archivo de la Casa Ducal de Medina-Sidonia se conserva una origen de pago del VII Duque, fechada el 27 de agosto de 1605, referente a este encargo. La imagen fue policromada y encarnada por el pintor Melchor Ramos, criado del conde de Niebla. Aparece inventariada, en el Santuario de Ntra. Sra. de la Caridad, por primera vez en 1720.
La talla recoge el momento iconográfico en el que Cristo, después de haber sido azotado y escarnecido, y transportar la cruz, espera pacientemente sentado en el Gólgota su crucifixión. La representación sigue uno de los dos modelos difundidos por los grabados del pintor Alberto Durero en 1511, en concreto el del frontispicio de la "Pasión pequeña", en donde Cristo sentado en la peña en actitud pensativa y apesadumbrada, apoya su mejilla sobre la mano derecha. Esta postura provoca que la pierna derecha se levante levemente, mediante el apoyo del pie sobre una roca, para servir de sostén al codo.
Entre junio y noviembre de 2013, la imagen del Señor fue nuevamente restaurada por Jesús Guerrero García, quedando la Hermandad muy satisfecha con el trabajo del artista sanluqueño.
Nuestra Señora de las Lágrimas
La imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas es obra de Manuel Pineda Calderón. Fue bendecida el 23 de febrero de 1947. Nunca ha sido restaurada, a excepción de un pequeño retoque en una ceja practicado en 1982 por Francisco Morillo Esteban.
Se trata de una imagen en madera policromada para vestir. La dolorosa presenta la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo y hacia su derecha. Es una Virgen abatida por el dolor, aunque eso no quita su extrema belleza. Tiene seis lágrimas en su cara, tres a cada lado. Sus mejillas están sonrojadas por el llanto, y sus cejas son rectilíneas, excepto hacia el entrecejo, en el que se inclinan ligeramente hacia arriba, formando la letra v. Su boca es entreabierta, dejando ver los dientes superiores. Además, cuenta con un pequeño hoyuelo en su barbilla.